En muchos países de Europa
hay más móviles que personas, y hoy
en día África es el continente con mayor crecimiento en telefonía móvil.
En América, donde no son
tan populares como en Europa y Asia, los móviles se llaman “celulares”.
Los primeros teléfonos portátiles
se instalaban en los coches y se comunicaban con un potente transmisor central
que cubría una radio de hasta 70 kilómetros alrededor de cada gran ciudad.
Más antenas, menos
radiaciones:
Estrategia celular:
dividir la zona de cobertura en células mucho más pequeñas en cuyo centro se
instala una antena. Las células de la red de telefonía están coordinadas de
manera que la conexión no se corta al pasar de una a otra y el móvil cambia
sólo de canal.
Esto puede producir efectos
dañinos
¿Ondas bajo sospecha?:
Hasta ahora no hay ninguna
evidencia científica de que las radiaciones
empleadas en la telefonía móvil puedan causar ninguna enfermedad.
Estas ondas no son muy diferentes a las de la radio. Tiene algo más de
energía, se las considera microondas y están en una zona del espectro
electromagnético muy por debajo de los rayos de luz visible.
Los rayos gamma y los
rayos x pueden provocar problemas de salud, pues son tan energéticos que son
capaces de romper moléculas como el ADN de las células de nuestro cuerpo,
desencadenando el cáncer.
Las microondas que
originan los móviles no son capaces de romper enlaces entre átomos.
El riesgo probado para la salud es usar el móvil mientras se conduce,
porque esa distracción multiplica por cuatro la posibilidad de un accidente de
tráfico.
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